
En su primer día de viaje apostólico a Irlanda, el Papa Francisco aseguró un “mayor empeño” para eliminar de la Iglesia católica el flagelo de los abusos sexuales contra menores, “a cualquier costo, moral y de sufrimiento”.
En un discurso pronunciado en el Dublin Castle, Francisco retomó el tema de su visita de dos días a ese país con motivo del IX Encuentro Mundial de las Familias.
“Considerando la realidad de los más vulnerables, no puedo dejar de reconocer el grave escándalo causado en Irlanda por los abusos a menores por parte de miembros de la Iglesia encargados de protegerlos y educarlos”, dijo.
Aseguró que él mismo vive el sufrimiento y la vergüenza antes de recordar que ya su predecesor, Benedicto XVI, no escatimó palabras para reconocer la gravedad de la situación y solicitar que fueran tomadas medidas “verdaderamente evangélicas, justas y eficaces” en respuesta a esta “traición de confianza”.
Con esas palabras se refirió a la carta de Benedicto XVI a los católicos en Irlanda, escrita en 2010 y la cual se convirtió en el primer documento público de un pontífice en abordar de manera abierta el problema de los abusos sexuales en la Iglesia católica.